El Poder: un intento de orientación
Por: Guardini, Romano
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Biblioteca Academia Diplomática Plurinacional | Chacón 306.24/G914p (Navegar estantería) | Disponible |
I. Advertencia preliminar II. La esencia del poder III. El concepto teológico del poder IV. El desarrollo del poder. V. La nueva imagen del mundo y del hombre VI. Posibilidades de acción
Como el poder es un fenómeno específicamente humano, el sentido que se le dé pertenece a su propia esencia. Con esto no queremos decir tan sólo que el proceso del ejercicio del poder está dotado de sentido. También el mero efecto natural posee sentido. Nada hay en él que no lo tenga. En primer lugar, posee el sentido más elemental, el de la causalidad, según el cual ningún efecto se produce sin una causa eficiente; y el de la finalidad, según el cual todo elemento de la realidad está inserto en la relación parte-todo. A ello hay que agregar el sentido propio de las especiales formas estructurales y funcionales, tal como se encuentran en las conexiones físicas, químicas, biológicas, etc. Pero queremos decir más aún, a saber: que la iniciativa que ejerce el poder le dota a éste de sentido. El poder es algo de que se puede disponer. No está ya de antemano, como la energía de la naturaleza, en una relación necesaria de causa a efecto, sino que es introducido en tal relación por el que obra. Así, por ejemplo, los efectos de la energía solar se transforman en la planta, necesariamente, en unos determinados efectos biológicos: crecimiento, color, asimilación, movimiento, etc. En cambio, las fuerzas cuyo empleo produce una herramienta deben ser dirigidas por el obrero hacia ese fin.
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